Guatemala Entre el Yunque y El Martillo

El día llegó y las urnas han abierto en mi bella Guatemala hará apenas dos horas más o menos. Hace un poco más de dos meses y medio de visita por tierras chapinas, y alarmado por las tendencias que por aquel momento (el 19 de agosto) presentaba la contienda electoral escribí el artículo “El Viejo Juego de Las Sillas Musicales o Bipartidismo Criollo” mi intención en ese momento era dar una voz de alarma para que mi predicción en dicho artículo no se volviera realidad.

Lo que predecía era lo siguiente : “…En nuestro sistema en realidad bipartidista existen solo dos opciones o gobernará un partido bendecido y financiado por la oligarquía tradicional que contará siempre con el apoyo del sector privado organizado (y velará ciegamente por los intereses del mismo) como lo fueron el de Álvaro Arzú y Oscar Berger o uno financiado por sectores económicos emergentes que se escudará en un discurso populista para obtener el apoyo popular que le permita representar los intereses del mismo sector tras bambalinas llevando agua a su molino de formas poco ortodoxas como en los gobiernos del FRG y la UNE.”

Me duele decir que estuve acertado y que las opciones que hoy se presentan en las urnas son precisamente las antes mencionadas, sin embargo sucedió algo que era predecible pero que yo no imaginaba en aquel momento; el hecho de que sobre la plataforma populista prefabricada de cierto personaje se acabaran montando una serie de individuos y grupos representantes todos de lo más granado de nuestros infortunios recientes una suerte de versión chapina de la Liga de la Injusticia sin Lex Luthor (aunque a la verdad hay uno que se le parece).

Yo había mantenido el criterio muy personal de que en esta segunda vuelta electoral de haber estado presente en Guatemala me hubiese abstenido, sin embargo después  de imaginar los cuatro años que nos esperarían con semejante equipo ejecutivo al mando del Estado (encabezado por alguien que conoce muy bien las artes negras parlamentarias), creo que optaría por votar por la opción menos mala, aunque también había prometido a mí mismo jamás dejar que el frio proceso de eliminación decidiera mi voto.

Los próximos cuatro años, serán una época en que muy probablemente el mundo se reconfigurará y los Guatemaltecos necesitamos plantear un frente común y una estrategia congruente de país ante los retos externos que se avecinan; probables conflictos armados de carácter global (Dios nos libré de esto último y esperemos que ciertos políticos en medio oriente no quieran jugar al Cowboy lanzando ataques preventivos totalmente innecesarios), sendas crisis financieras en los dos mercados que constituyen los mayores socios comerciales con los que Guatemala cuenta, y presión por montarnos al carro de una globalización que nos es impuesta desde las grandes multinacionales, esto sin mencionar los graves problemas internos actuales que nuestra sociedad y gobierno no han podido resolver, son todos retos mayúsculos me atrevería a decir los mayores que ha enfrentado cualquier presidente de épocas recientes.

Al próximo presidente y su equipo les esperan días de trabajo envidiables por la autorrealización que un trabajo bien hecho en tiempo de crisis suele acarrear (cuando se logra tener perspectiva de las oportunidades que las crisis generan y las mismas se aprovechan) pero terriblemente duros e inciertos con presión de tomar decisiones de consecuencias profundas de forma rápida y precisa.

Luego de escuchar las propuestas de campaña y las tácticas del lado populista creo que el otro contrincante pese a todos sus defectos es la opción más viable, que Dios nos amparé y de sabiduría a nuestro pueblo y a quién sea nuestro pueblo elija en esta contienda por que nuestra propia viabilidad como nación depende de ello.

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