Neoliberalismo, Teoría de Los Juegos y La Belleza de Pingxi



Múltiples actividades me han mantenido alejado de mi blog desde hace unos meses. Hoy vuelvo con la intención de escribir sobre un tema que ha estado rondando mi mente desde hace algún tiempo el cual tiene que ver con lecturas que por causa de mi investigación en derecho de la propiedad intelectual he realizado en temas generales de economía, específicamente la teoría de los juegos y la escuela clásica de economía o su más reciente representante la escuela austriaca origen de toda la corriente neoliberal en boga en diversos centros de estudio de Latinoamérica.

El postulado básico de la escuela clásica es que los mercados como centros de intercambio entre individuos informados y conscientes de sus propias necesidades son los distribuidores más eficientes de los recursos entre los individuos. Cualquier intervención de cualquier ente externo en la dinámica de dichos mercados (aunque esta sea de buena fe) afecta de forma irremediable la eficiente distribución de recursos en los mismos dando como resultado una perdida de bienestar general para los individuos en el sistema. El postulado básico anterior es defendido de forma bastante dogmática por los fundamentalistas neoliberales.

En esta serie de artículos tengo tres propósitos demostrar porque en términos prácticos este postulado no puede sostenerse en el mundo real, brindar un fundamento teórico para el argumento de que la coordinación externa en los mercados en especial en el de los factores de producción es no solo deseable sino necesaria e ilustrar como el anterior argumento teórico se lleva a la práctica aquí en Taiwán. Para lo anterior partiré con una descripción básica del funcionamiento de los principales mercados en la economía (el presente artículo), luego tomando como fundamento teórico la teoría de los juegos analizaré porque el mercado de factores de producción y cualquier otro mercado debido a su inherente imperfección al dejársele totalmente libre solo se vuelve más imperfecto en detrimento de los actores con menos poder y como colofón ilustraré este razonamiento teórico con un breve análisis de la manera con que se organiza un evento bastante colorido de Taiwán como lo es el festival de luces de Pingxi. Entremos pues en materia.

Para que el postulado clásico cobre plena validez se requiere que los mercados sean mercados perfectos es decir mercados en que existen muchos diferentes consumidores y muchos diferentes oferentes compitiendo en igualdad de condiciones para efectuar transacciones. Como entraré a explicar a continuación este no es el caso la mayoría de ocasiones en el mercado de bienes y servicios, mucho menos en el mercado de factores de producción. Tomemos unas líneas para esbozar en que consisten estos dos mercados básicos de la economía.

Somos conscientes del mercado de bienes y servicios de forma constante, nuestra vida gira en relación a dicho mercado y participamos del mismo cada vez que adquirimos determinado bien o servicio para la satisfacción de nuestras necesidades este mercado es una gran democracia donde todo ser humano es un consumidor (mucha tela que cortar en este sentido pero no es tema de este artículo) y por lo tanto se acerca mucho a ser un mercado competitivo (que no lo es del todo), es en este mercado en el que se basan los promotores neoliberales en la mayoría de sus publicaciones y comentarios y esa es la razón de que los mismos parezcan revestidos de una lógica bastante solida, el problema es cuando intentan extrapolar los comentarios y análisis de este mercado al otro mercado básico de la economía el mercado por los factores de producción es decir el mercado donde no se intercambian bienes y servicios sino trabajo y capital (incluyo en este último los mercados financieros que en buena teoría merecen una consideración aparte).

Este último mercado dista mucho de ser un mercado competitivo ya que el capital se encuentra en pocas y selectas manos (a nivel global y de forma mucho más acusada en nuestros países centro americanos) y para el grueso de la población el único factor de producción que puede ofrecer en este mercado es su trabajo y esto en condiciones de clara desventaja.

Un oligopolio en la demanda laboral (sobre todo en el campo) y una población abundante de jornaleros analfabetas que se auto reproduce, una exportación a base de cuotas que permite la construcción de solidos carteles de exportación y normas como la de la vitamina A en el azúcar que vedan el mercado interno a competidores externos son condiciones que desde el punto de vista del capitalista (sin sentido peyorativo) son deseables y no va hacer nada por cambiar y si mucho por mantener reforzar y extender, la mano invisible no corregirá lo que la propia naturaleza humana tiene de imperfecta.

En el próximo artículo pasaremos a un análisis en el marco de la teoría de los juegos para ilustrar como resultados ineficientes para el conjunto son preferidos por los individuos que integran este conjunto cuando estos piensan tan solo en sus propios intereses sin coordinación alguna.


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