La Batalla de Ogreave y el Puño de Una Dama de Hierro Sentido por los Trabajadores Británicos


Debió ser una de las peores películas en cartelera del año pasado, una extraña mezcla entre “Una Mente Brillante” y “Los Otros”, en la que lo único rescatable fue la actuación de Meryl Streep. Tal fue la rendición de Hollywood de la vida de la hoy fallecida “Dama de Hierro”. El día de hoy algunos de los artículos relativos a su fallecimiento, rayan en la hipérbole. El primer lugar (de los que he leído hasta ahora) lo lleva el de The Economist, que llega al extremo de decir que “pocos políticos en tiempos de paz han sido capaces de cambiar el mundo”. Entre los más balanceados figura el del diario británico “The Telegraph”, un artículo largo, pero bastante más realista de lo que significó el pase por Downing Street número 10 de la señora Thatcher.

El artículo de The Telegraph, tiene la virtud de recordar que ambos regímenes, el Británico y el Argentino, pasaban por crisis de popularidad cuando la junta militar argentina (nada que simpatizar en dichos personajes), decidió tomar las Malvinas por la fuerza. La señora Thatcher pagó por ver cartas y pilló a la junta sin siquiera un par, ganándose al final la popularidad que una victoria suele traer consigo y galvanizando su administración ante las críticas que sus políticas neoliberales estaban creando.

En este episodio como en otros, la señora Thatcher fue una hija de su tiempo, ferviente admiradora de Friedrich Hayek, (a quien habría que entender también como producto de su tiempo, algo que muchos de sus seguidores se niegan a aceptar, viendo en “Camino a la Servidumbre” una especie de revelación divina) aplicó políticas ultra conservadoras en el Reino Unido,  a estas como a las de Ronald Reagan tiende a acreditárseles un crecimiento que podría muy bien haber derivado en parte del propio ciclo económico.

Eran los ochentas, con la excusa del tigre de papel que era la unión soviética, trabajadores alrededor del mundo fueron privados de su derecho a organización, evitando así un balance necesario para la propia estabilidad de una economía de mercado, de la cual una pujante clase media es el principal motor. Suele olvidarse que esta represión sucedió en todo el mundo, incluso en la Gran Bretaña de la señora Thatcher.

No pretendo manchar su memoria, muchos de sus biografos relatan sus muchas cualidades humanas, sin embargo, un político muy humano no siempre esta en lo correcto. 

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